
Si nuestras acciones son sustentables, el mundo es eterno.
Cada paso que damos genera una reacción en el universo, una consecuencia única y definitiva, que altera cada decisión que tomaremos en el futuro. Un mundo de desecho es inevitable, sino pensamos antes de actuar. Los principios de sostenibilidad nos dan una oportunidad de cambiar la historia del mundo.
El mundo existe y gracias a él, también nosotros.
La sostenibilidad es un principio y una filosofía que nos permite adecuar nuestro accionar para cuidar al planeta y con él, nuestro futuro.
Dentro de la filosofía occidental que practica gran parte del mundo comercial, el desecho es inevitable, una faceta más de un mundo industrializado. El ser humano se encuentra en el centro de todo, pensando en su hoy sin cuidar su mañana. Palabras como orgánico, tradicional y artesanal no son comunes en la actualidad, son tendencia; pero ese punto de inflexión, puede ser precisamente lo que necesitamos para volcarnos a lo natural, a lo sustentable.
Una filosofía que tenga como objetivo cuidar la tierra, irremediablemente cuida a quienes habitan en ella. La sustentabilidad entonces, se vuelve una necesidad del ser humano moderno. ¿Por qué continúa siendo únicamente una opción?
La naturaleza no es autodestructiva, es en esencia, sustentable y orgánica, sin embargo, también es maleable. En nuestro afán por dejar huella, la hemos obligado a adaptarse a químicos, transgénicos, pesticidas y demás. Retornar a su estado natural, le permite crecer y florecer, compartirnos todos sus secretos y encontrar un equilibrio que parece imposible en la actualidad. Esta armonía no va en contra del mundo que conocemos, se acopla a él y lo transforma.
La sustentabilidad es la respuesta y empieza en nosotros, en cada persona y empresa que genere un impacto. Los pasos son simples y el camino es duro, pero los resultados son productos que cuidan la salud de quienes los consumen y la naturaleza de la que nacen. Personas que le devuelven a la tierra lo que ella les brinda y se unen al ciclo energético del mundo, viviendo en armonía con él, aún dentro del mundo globalizado que conocemos.