
La historia del cacao es amplia y misteriosa, no se conoce con exactitud su verdadero origen. Varias culturas consideran que el cacao es una fruta regalada a la tierra por los dioses, en particular aquellas que se ubicaban en Mesoamérica. El color lila de su pepa lo convertía en una fruta exclusiva de consumo de la nobleza. Con ella generaban una bebida de sabor amargo y color de sangre, que daba vigor a quien la tomaba, creyéndose que generaba en ellos, una conexión con el mundo ancestral.
En el Ecuador el cacao “arriba” es considerado, desde el 2008, primera denominación de origen. Este título se obtiene gracias a su procedencia cuasi única en la zona, siendo una de las especies de cacao consideradas padre de todas las demás, además del conocimiento ancestral requerido para su siembra, cultivo y cosecha.
La historia del cacao deja atrás sus raíces ancestrales y se permea de maltrato y sangre tras la conquista. Los grandes hacendados del cacao recurrían a la esclavitud para su cultivo y cosecha. En 1800 la fuerza económica del cacao decae, la pepa de oro que hasta entonces se inmortalizaba hasta en billetes, es atacada por plagas. Tras una caída imprecedida, el Ecuador recurre a sus demás recursos naturales, abriendo las puertas a la era del banano.
Por muchos años el cacao queda en segundo plano, hasta la época de la industrialización en la que se perfeccionan las técnicas de producción de chocolate alrededor del mundo. El cacao “arriba” renace a nivel internacional como una de las mejores materias primas para los chocolates más reconocidos del mundo. Las técnicas de biogenética y la familiarización de la práctica de injertos, genera la aparición de nuevas especies de cacao que crecen en climas diferentes, con variedades en color y sabor. Estas especies han aportado a la gran cantidad de chocolates que existen hoy en día.
No es, sino hasta las últimas dos décadas, que el Ecuador genera proyectos de chocolate como producto final. Las fortalezas que la ubicación privilegiada del país, siempre ha ofrecido, se toman en cuenta en esta nueva época. Entre esas fortalezas encontramos al cacao “arriba” y el conocimiento ancestral de pequeños productores, logrando generar un producto superior. La gran biodiversidad de frutas y flores, genera sabores únicos junto al chocolate, permitiendo encontrar en ellas un mundo de sabores que incluyen beneficios naturales para quien los consume.
Empresas como PACARI han logrado colocar al Ecuador en el mapa, como productor de cacao fino aroma y de chocolate de calidad mundial. En este proceso han rescatado saberes ancestrales y sabores naturales, acompañados de procesos sustentables y practicando el comercio justo. El productor es parte de esta nueva era en la historia del chocolate, al igual que cada consumidor que comparte una parte del Ecuador, en cada barra.
Juan Antonio Bravo
3 años agoExcelente producto amigo saludos desde Cuenca Ecuador